sábado, 27 de febrero de 2016

FANFIC → "Knots" — by SadLadyBug [2.3]

¡Hola a todo y bienvenidos al blog! Esta noche os traigo la continuación del fanfic Knots, que como ya comenté en una pequeña entrada informativa, postearé los sábados a partir de ahora.

Y bueno, "a partir de ahora", pero ya estamos llegando a la mitad del segundo capítulo y sólo nos quedará el tercero para acabar. Se me hace demasiado corto, ains. 

No quiero enrollarme más, así que os dejo disfrutar del fanfic♥



[←Capíulo 2.2]

Knots — by SadLadyBug

Capítulo 2.3

Él está sentado en uno de los viejos troncos, con un brazo apoyado sobre su rodilla izquierda, que mantiene doblada. En la dorada luz del atardecer, rodeados de flores silvestres, supone una imponente y llamativa silueta. En un instante, todo lo que los demás le puedan decir o pensar le da igual a Rin, porque lo sabe: hace lo correcto. 

El lugar, que ya parecía tan perfecto antes, ahora se siente completo de una forma que ella jamás habría creído posible. Él pertenece a ese lugar, junto a ella, está segura. Pero incluso si jamás vuelven ahí, o si aquello no resulta ser lo correcto, nada jamás borrará ese instante de su memoria. Es suyo. Y también lo es él, incluso si todavía no se da cuenta. El corazón de Rin se acelera en su pecho y siente la cabeza ligera. Se siente atraída por él, inspirada por el lugar y el momento. Es entonces cuando se da cuenta de que ha estado todo ese tiempo intentando decirle al lacónico youkai lo que quería, cuando podía habérselo mostrado desde el principio. 

Se forma una idea en su cabeza y actúa sin pensárselo dos veces. Lo nota, mirándola. Quiere que la mire, mientras se acerca a él. Por el camino, se para un par de veces para recoger algunas de las flores más bonitas, de la tonalidad que sabe que son los ojos del Lord, los cuales vería si levantara un poco la mirada. Se acerca un poco más, escogiendo un par de flores más para el pequeño ramo. 

Habla entonces, y su voz suena más suave de lo que pretende. "Este es mi lugar favorito," dice, concentrándose en su tarea, pero acercándose más al lugar en el que él está sentado con cada paso que da. "Está tan lleno de energía en esta época del año... Es como un sitio sacado de un cuento de hadas."

Otro paso. Ahí. Se queda de pie ante él y lo mira a los ojos, que siguen fijos en ella, curiosos. "Ahora es nuestro secreto."

Él sostiene la mirada y ella se obliga a no apartarla. Por un largo instante, el mundo se para sólo para ellos, el espacio entre ellos, cálido y magnético. Lo que ella siente por él es demasiado grande para contenerlo; eso le obliga a curvar su boca en una sonrisa. Él tiene que sentirlo también. Tiene que hacerlo. Ella espera que él sonría un poco también. Sólo un poco. Sólo ahora. 

En lugar de eso, los ojos de él se apartan y se fijan en las flores de sus manos. "¿Son para las medicinas que elaboras?"

Rin no se deja amedrentar. Sacude la cabeza y las alza para que las coja él, todavía con una sonrisa en el rostro. "No, son para usted."

Alza las cejas. "¿Para mí?"

"Sí, siempre me trae regalos maravillosos; lo justo es que por una vez le devuelva el favor."

Pasan los segundos pero él no se mueve. Una voz en su cabeza que suena sospechosamente parecida a la de la anciana Kaede le dice que las va a rechazar. Que la va a rechazar. Pero la voz es más débil de lo que fue la semana pasada. Quizás es la magia del lugar, quizás ella está encantada por la belleza que la rodea y la emoción del momento, pero ahora la respuesta de él es arbitraria. Rin no se va a arrepentir de sus acciones, no se va a arrepentir de lo que siente por él, no importan las consecuencias.

Esos pensamientos no la libran de soltar un hondo suspiro que no sabía que estaba conteniendo, cuando él toma de su mano el ramo de flores. Las observa en su mano, con el rostro imperturbable.

"Han pasado años desde que me regalaras flores por última vez." Su voz suena distante, contemplativa. Ella sabe que el Lord no puede evitar recordar los tiempos en que ella, siendo una niña, le regalaba bonitas flores, riendo y dando botes, durante sus viajes. Él tiene razón. Han pasado años. Ya no es una niña pequeña.

La mira un instante antes de volver a centrar su atención en las flores, rozando con las garras de su mano libre los pétalos, suavemente. Con un rápido y preciso movimiento, arranca una flor del ramo y coloca el resto de las flores en el tronco, a su lado. Examina el solitaria flor con ojo crítico mientras la hace girar entre sus dedos. Para sorpresa de Rin, con una garra sujeta un pétalo y lo arranca de la flor.

Fuera cual fuera la respuesta que ella esperaba, no era esa. Aunque se decía a sí misma que la respuesta de él era arbitraria, una parte de ella se pregunta si debería sentirse, al menos, un poco ofendida por el hecho de que esté mutilando su regalo justo enfrente de ella. 

Cuando ya no le quedan pétalos a la flor, el Lord se pone en pie.

Puede que ahora Rin fuera más alta que cuando era niña, pero incluso ahora él sigue destacando mucho sobre ella. El espacio entre los dos es tan pequeño que sólo le tomaría un pequeño paso acercarse y tocarlo. Tiene que echar la cabeza hacia atrás para poder mirarlo a los ojos. A esa proximidad, puede contar las pestañas que enmarcan sus vívidos ojos, que han adquirido una suavidad inusitada.

Despacio, él alza una mano y le aparta el pelo de la cara, colocándolo detrás de su oreja y sobre su hombro. Ella aguanta la respiración. Realmente, hay magia en ese lugar, y parece que él también ha sido engatusado por el hechizo. La cabeza de Rin se adelanta a los acontecimientos, imaginando mil y una cosas que podrían ocurrir a continuación, y quiere que ocurran todas. 

Cuando los dedos de él rozan su oreja, es demasiado para ella; cierra los ojos y el aire de sus pulmones se escapa. Siempre ha sido una experta en tener paciencia y esperar, pero quizás su espera ya ha llegado a su fin.

Algo araña suavemente su mejilla y se enreda después en su cabello. Suaves pétalos se apoyan en su piel y el peso de una flor cae sobre su oreja. Con los ojos cerrados, el aroma es incluso más intenso. Puede sentir a Sesshomaru colocándola suavemente a su gusto y fijándola para que no se le caiga. Parece satisfecho, pero su mano no se aparta.

"Rin." Su voz es suave como los pétalos que rozan su mejilla, suave como su pelo de plata. Con cuidado, Rin abre los ojos.

El rostro de él está más cerca de lo que recordaba, y el mundo se emborrona a su alrededor, hasta el punto de ver sólo la luz reflejada en los ojos ambarinos del youkai. Y mientras la mano de él le sujeta suavemente la barbilla, las mil y una cosas que había pensado que ocurrirían se reducen a una sola, sobrecogedora y que había considerado imposible.


Ayyyyyyy, lo dejo aquí por hoy. Podría haber seguido un poco más, pero me ha parecido que dejarlo aquí os pondría el hype por las nubes. No tengo corazón♥ 

Como este capítulo se me ha hecho más complicado de traducir por todo el lío que hemos tenido con los nuevos estrenos de series, prometo acabarlo en sólo 2 entradas más. 

¿Os ha gustado? ¿Qué pensáis que ocurrirá entre estos dos tortolitos en el siguiente post? ¡Comentadlo, por favor! Me muero de ganas de fangirlear con vosotros. Nos vemos el sábado que viene~

—Amonet. 




2 comentarios:

  1. ¡Ahhh!
    Ya me lo hubiera lanzado a sus brazos.
    Seguro estaba en un duelo mental, por eso arrancaba pétalos: " me robo a Rin, no me la robo, me robo a Rin..."
    Rin no la pienses tanto, solo hazlo!
    El gran Sesshoumaru no te sigue ni anda poniendo flores y acariciando tu rostro por nada.

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    1. ¡Necesito que espabilen yaaaaa! Ay, cómo me hacen sufrir estos dos♥

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